No existe cosa menos fúnebre que una pompa de jabón. Las pompas de jabón son imágenes de la alegría perfecta y la libertad. Pero por alguna razón, también son símbolos de la fugacidad fatal de todas las cosas y de la fragilidad de los sueños.
Un tango muy famoso llora hace años porque las glorias humanas son tan solo pompas de jabón. Una pompa de jabón flota, si no es una ilusión mía, en la obra del poeta antioqueño Porfirio Barba Jacob. Y otra en la de su coterráneo Gregorio Gutiérrez González. Un poema de Ricardo Carrasquilla, musicalizado por su amigo Santos Quijano, compara la juventud y la belleza con estas cosas irisadas que tan pronto pasan.
En uno de sus libros de recuerdos, León Tolstoi rememora la visión de su abuela lavándose las manos. Hacía entonces, dice el maestro ruso, unas pompas extraordinarias, que yo imaginaba que nadie más podía hacer. Ya ella debía divertirle nuestra admiración, porque nos llamaba cada vez que se las iba a lavar.